Estamos en un momento donde los estándares que sufrimos los padres y madres nos obligan a:

 – educar a nuestros hijos amorosamente pero con disciplina y obediencia. Si te pasas de amor, eres demasiado permisivo y si te pasas de disciplina, estás siendo autoritarista. En cualquiera de los dos extremos, te conviertes en un/a mal padre/madre.

– progresar en nuestras carreras profesionales para lograr el éxito, pero siendo capaces de conciliar la vida familiar y laboral. Si dedicas el tiempo que exige tu trabajo, se lo estás quitando a tu familia y por lo tanto eres demasiado ambicios@ y mal padre/madre. Pero si priorizas el educar y pasar tiempo con tus hijos, estás perdiendo definitivamente su progreso laboral y parece que el éxito profesional se hace inalcanzable.

– mantenernos en forma física, no descuidar a la pareja, no descuidar el entorno social…y todo ello quitando inevitablemente tiempo de otros ámbitos de nuestra vida. Y por otro lado, si pides ayuda a los abuelos o contratas a alguien que te ayude a tener esos momentos personales, entonces estás siendo un/a mal padre/madre por estar anteponiendo tus necesidades a las de tu hijos y familia o por abusar de los abuelos.

Todo ese viejo paradigma de vida que nos han inculcado no nos ha llevado más que a la sensación de no dedicarle tiempo de calidad a nada, de estar en todas partes y en ninguna a la vez, de no ser capaces de conseguir todo lo que nos proponemos (o lo que nos han «obligado» a proponernos) y por lo tanto acabamos acumulando una sensación de frustración y fracaso que no hace sino empeorar la situación en cualquier ámbito de nuestra vida.

El coaching precisamente ayuda a los padres a deshacerse de todas esas creencias estándares de vida y de educación, que limitan constantemente el crecimiento personal y familiar y nos ayuda a encontrar el verdadero significado personal de la felicidad.

Así es cómo el coaching puede ayudarte…